Resulta
fascinante lo narrado por Milton Friedman en relación al uso de la piedra como
dinero por los pobladores de la Isla de Uap o Yap, la más occidental del
archipiélago de las Islas Carolinas de la Micronesia en el océano pacífico.
Friedman nos relata que en 1903 el antropólogo norteamericano William Henry
Furness III escribió un libro sobre las costumbres de sus pobladores y lo que más
le impresionó fue el sistema monetario de los isleños.
Quienes
para facilitarse el comercio, tuvieron la ingeniosa idea de utilizar la piedra
como dinero, porque la otra alternativa era la coincidencia de necesidades, es
decir el trueque, si alguien necesitaba intercambiar sus peces por cocos,
tendría que encontrar a otro poblador que tuviera un exceso de cocos y que
estuviera dispuestos a intercambiarlos, y más aún que deseara hacerse de peces,
caso contrario el comercio no prosperaría o lo haría de forma muy lenta.
La
piedra entonces facilitaría el intercambio de bienes, el único requisito
exigible era que todos los pobladores la aceptaran para realizar sus propios
intercambios, la llamaron FEI que significa dinero en yapanes, consistían en
piedras de caliza blanca de distinto tamaño trabajadas en forma de circulo con
un orificio en el medio. Por ejemplo, con un fei de 60 cm de diámetro se podía
comprar un cerdo o 1,000 cocos, y quien aceptara la moneda de piedra, en este caso
el vendedor, podría utilizarla para realizar sus propias compras. Simple y útil
a la vez.
Si
esto le parece absurdo, no lo sería si compara dos trozos de papel del mismo
tamaño, en uno diría en la parte superior de uno de los lados en letras grandes
“BANCO CENTRAL DE RESERVA” y en el reverso probablemente el rostro de uno de
nuestros héroes. En el otro trozo de papel, posiblemente de la misma calidad,
figuraría la noticia del último concierto de los Rolling Stones, pero de seguro
que el primero le facilitaría comprar bienes o servicios, mientras que el
segundo le permitiría por ejemplo hacer una figura de origami, pero no el
hacerse de bienes.
¿Qué
hace que el primer trozo de papel tenga tanto poder?, como lo diría Friedman:
“La respuesta resumida es que cada persona los acepta porque confía en que los
otros hagan lo mismo. Estos trozos…de papel tienen valor porque todo el mundo
piensa que lo tienen. Y lo creen así porque en su experiencia han tenido
valor”.
La
historia del dinero está plagada de experiencias de cómo diversos bienes han
servido como dinero; pieles de castores, el whisky, los cigarrillos, el tabaco,
la sal, por mencionar algunos, y por supuesto el dominio de los metales como el
oro, la plata, el cobre, el hierro, entre otros. En palabras de John Kenneth
Galbraith, dinero es “lo que se da o se recibe generalmente por la compra o la
venta de artículos, servicios u otras cosas”, que para el caso de los yapaneses
era la piedra y para el mundo moderno de hoy el papel.
La
legalidad suele ser una característica determinante que se le da al papel
dinero, pero no siempre ha sido así como hemos visto, porque el dinero es una
ficción inventada por el hombre para facilitarse la vida, no constituye la
verdadera expresión de riqueza real, es solo un medio para transar, sino
observe el surgimiento en el ciberespacio del llamado dinero virtual privado, el BITCOIN, creado en el 2009.
El bitcoin fue creado por un grupo de programadores ingeniosos para ser utilizado como dinero, al igual que la piedra o el papel, fundamentalmente en las transacciones por internet, como por ejemplo para comprar un libro. Ni usted ni yó tenemos idea de como es un bitcoin, no se lo puede tocar, mucho menos oler como se puede hacer con un billete recien impreso, a lo mucho se lo puede imaginar como puntos o números como los que figuran en su estado de cuenta bancaria. Existen distintas formas de hacerse de un bitcoin, desde comprarlo con dólares, yenes o cualquier otra moneda a un tipo de cambio de mercado, vender algún bien como un cuadro y recibir bitcoins a cambio o resolver complejos problemas matemáticos diseñados por sus creadores. Cualquiera sea la vía de hacerse de un bitcoin, este le permitirá hacer transacciones por internet, aunque muy limitado por ahora.
Pero al igual que en la antigüedad cuando los gobernantes descubrieron que podían aumentar sus gastos limando o envileciendo las monedas de oro o plata, para acuñar más moneda con la misma cantidad de metal, y perpetuar de este modo un fraude, nada garantiza que no suceda lo mismo con el bitcoin, por más que sus diseñadores sostengan que la criptografía electrónica o la disciplina de ocultar mensajes lo garantizan. Como creer si incluso en la Grecia de hoy se discute si la quita de los depósitos, que uno creería que estan garantizados, debió ser sobre o por debajo de los 100,000 euros o el de los españoles que creyeron que sus bancos estaban salvaguardando su dinero como depósitos y no como acciones preferentes, si algo sabemos de la vida es que no hay garantía de nada.
Por último, está muy lejos el momento en que el papel dinero sea destronado de su función principal, el facilitar el intercambio de bienes o servicios, y mucho menos la pérdida de la hegemonía del dólar, el mejor ejemplo emblemático del éxito del papel, como lo dijo John Kenneth Galbraith: “La historia del dinero viene a parar al dólar y, de momento, termina en el dólar”, creo que así será por mucho tiempo y cualquier otra forma de dinero tendrá que esperar.
Pero al igual que en la antigüedad cuando los gobernantes descubrieron que podían aumentar sus gastos limando o envileciendo las monedas de oro o plata, para acuñar más moneda con la misma cantidad de metal, y perpetuar de este modo un fraude, nada garantiza que no suceda lo mismo con el bitcoin, por más que sus diseñadores sostengan que la criptografía electrónica o la disciplina de ocultar mensajes lo garantizan. Como creer si incluso en la Grecia de hoy se discute si la quita de los depósitos, que uno creería que estan garantizados, debió ser sobre o por debajo de los 100,000 euros o el de los españoles que creyeron que sus bancos estaban salvaguardando su dinero como depósitos y no como acciones preferentes, si algo sabemos de la vida es que no hay garantía de nada.
Por último, está muy lejos el momento en que el papel dinero sea destronado de su función principal, el facilitar el intercambio de bienes o servicios, y mucho menos la pérdida de la hegemonía del dólar, el mejor ejemplo emblemático del éxito del papel, como lo dijo John Kenneth Galbraith: “La historia del dinero viene a parar al dólar y, de momento, termina en el dólar”, creo que así será por mucho tiempo y cualquier otra forma de dinero tendrá que esperar.
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