lunes, 21 de diciembre de 2015

El LEVERAGE Y LA CAJA RURAL SEÑOR DE LUREN

Arquímedes, fue un físico, inventor y matemático griego del siglo III a.C., del que se dice corrió desnudo por las calles, anunciando el hallazgo de su principio de flotabilidad, para demostrar si la corona que ordenó fabricar el tirano Hierón II, estaba hecha de oro o si por el contrario le habían agregado algún otro metal. Entre otras cosas más, también se le atribuye haber dicho sobre la palanca - herramienta que tiene como función trasmitir potencia o fuerza -, lo siguiente:

“Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”

En finanzas, el apalancamiento financiero o leverage, significa precisamente eso, apalancar, potenciar, levantar o mover, los resultados financieros de una empresa a través de deuda, pero a diferencia de lo presuntamente expresado, de forma figurativa, por Arquímedes, la Caja Rural de Ahorro y Crédito Señor de Luren, al parecer no entendió que no se puede apalancar con deuda los resultados financieros con rendimientos menores a su costo y menos de forma indefinida, peor aún, si no eran diestros en usar la herramienta, es sorprendente como en tampoco tiempo la institución encaró una situación financiera insostenible. Para comprender lo sucedido a nivel financiero y agregado, partamos por conocer la rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) de la institución durante los últimos tres años, antes de su intervención por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) en junio de este año.


Donde:

ROE    = Rentabilidad del patrimonio
@        = Rentabilidad del activo (ROA), no incluye intereses
P/PAT = Pasivo / Patrimonio o coeficiente de endeudamiento
i           = Costo del pasivo
t           = Tasa impositiva


Esta identidad nos dice que la rentabilidad del patrimonio después de impuestos siempre es igual al rendimiento del activo, engrandecido o contraído, por la diferencia entre el rendimiento del activo menos el costo del pasivo, a través del cociente del pasivo sobre el patrimonio. Como puede apreciarse, sin considerar la tasa impositiva y bajo un escenario en el que la ROA>i, el ROE se incrementa cuando aumenta el rendimiento del activo, también cuando aumenta el coeficiente de endeudamiento o cuando se reduce el costo del pasivo. Pero, el ROE también se verá afectado negativamente, si disminuye el rendimiento del activo, disminuye el coeficiente de endeudamiento o si aumenta el costo del pasivo.

La información disponible del indicador financiero de la ROE de la Caja rural, correspondiente al cierre de los años a los que se hace referencia en el gráfico, son obtenidos del portal de la SBS, además, su descomposición en los otros indicadores son calculados a partir de los Estados Financieros publicados también por la SBS. Obsérvese que se ha preferido presentar los indicadores después de impuestos, por dos razones: la primera, para calzar visualmente el ROE de los años analizados con lo publicado por la SBS y la segunda, para evitar una mayor complejidad en su representación gráfica, por lo demás, no existe mayor distorsión y menos en la validez de sus conclusiones.

En el 2012 la rentabilidad sobre los activos (ROA) fue de 8.84% (9.37% antes de impuestos) y el costo de los pasivos fue de 8.52%, por lo que la diferencia entre el rendimiento de los activos y su costo fue de 0.32% (0.85% considerando la ROA sin impuestos), la cual está representada en el ángulo del gráfico del 2012. Es acertado razonar que mientras mayor sea el ROA y mayor su diferencia respecto a su costo, mayor será el ROE, ahora preste atención al coeficiente de endeudamiento, que para el año 2012 fue de 10.07, lo que permitió acrecentar el ROE en 3.21% (10.07*0.32), totalizando un 12.05% (8.84%+3.21%) para ese año. Suponga por un momento que el apalancamiento hubiera sido mayor, en digamos 10.82 como en el 2013, el ROE del 2012 hubiera sido de 12.29% y no de 12.05%, como veremos, cuando debió aumentar el apalancamiento, no aumentó, y cuando no debió aumentar, aumentó, como en el 2013, el mundo al revés.




Miremos ahora el 2013, la ROA fue de 6.89% (6.94% sin impuestos) menor que la del 2012 y el costo del pasivo fue de 7.52% también menor que la del 2012, con una diferencia de -0.63% (-0.58% con la ROA sin impuestos), es decir, que la rentabilidad cayó más rápido que su costo, representándola en el gráfico con una recta de pendiente negativa, disminuyendo su ROE en -6.86% (10.82*-0.63), observe que si el apalancamiento hubiera sido menor, como el 2012 de 10.07, la pérdida hubiera sido de -6.39% (10.07*-0.63) con una ROE final de 0.5% (6.89%-6.39%), y no como terminó realmente en 0.03% (6.89%-6.86%), es decir, no solo la rentabilidad del activo fue menor al costo del pasivo, sino que además la deuda aumentó. La receta ideal debió ser por lo menos: mantener la ROA del 2012, no se hizo, al contrario se redujo; reducir el costo del pasivo, se hizo, pero a un menor ritmo que la ROA; y finalmente reducir deuda, pero esta aumentó.

Veamos el 2014, las cosas fueron peor, la ROA cayó a 5.10%, casi 4 pp menos que el 2012, el costo del pasivo se redujo a 6.70%, cerca de 2 pp menos que el 2012, otra vez a velocidades distintas, mientras la ROA bajaba en ascensor el costo del pasivo bajaba por escalera, haciendo un diferencial mayor de -1.60% (5.10%-6.70%). Sobre el apalancamiento, este bajó muy cerca a su nivel del 2012, a 9.77, estos números ocasionaron una pérdida de -15.65% (9.77*-1.60) que sumados a los 5.10% de ROA, terminaron por generar una ROE de -10.55%. Un menor apalancamiento pudo reducir la pérdida, pero de ningún modo la hubiera evitado, por lo menos no en tan corto período, por lo elevado del diferencial negativo de la rentabilidad.

Por último, la regla de oro que no debe olvidarse en economías ordenadas como la de Perú, cualquiera fuese el nivel de apalancamiento, dado un nivel de riesgo implícito al nivel de P*/PAT, es no permitir que el costo de la deuda sea superior al rendimiento de su inversión, porque no tendría sentido tomar deuda. Sin embargo, existen situaciones, fundamentalmente en economías con precios relativos distorsionados, en las que se combinan activos que generan pérdidas (que no fue el caso) y pasivos que generan ganancias (que tampoco lo fue), y en las que quizás convenga apalancarse cada vez más, pero esto será harina de otro costal.

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viernes, 27 de noviembre de 2015

LA ESTRUCTURA DE MERCADO EN LAS MICROFINANZAS

Hace unas semanas leía el siguiente artículo en el diario El Comercio, “El Sector Microfinanciero en el Perú”1, en el que su autor esgrimía las consecuencias de la competencia que se observa en el sector, cuando afirmaba, entre otras cosas, lo siguiente: “La mayor competencia también se ve reflejada en una disminución de las tasas activas cobradas a los clientes (sin necesariamente una reducción de tasas pasivas para contrarrestar el efecto). Esto, en general, ha llevado a menores rentabilidades patrimoniales de las instituciones microfinancieras en comparación con hace algunos años y que hace a algunos jugadores no sostenibles”.
Continuó argumentando: “En España, por ejemplo, solo entre el 2009 y el 2013 se redujo el número de Cajas de Ahorro y Crédito de 45 a 11, trayendo consigo mejoras importantes de eficiencia, en la diversificación de carteras y, por tanto, en [el] perfil de riesgo, así como mayor facilidad en el acceso a capital para fortalecer los balances. El sector microfinanciero en el Perú aún está compuesto por más de 30 entidades microfinancieras no bancarias y algunos expertos opinan que debería tener solo alrededor de 10”.
Veamos cómo esclarecemos lo publicado con ayuda del análisis microeconómico, lo primero que debemos saber es que una empresa, sea financiera o de otra índole, es una institución que combina factores de producción (Tierra, Trabajo, Capital y Habilidad Empresarial) por los cuáles incurre en costos, y los utiliza para producir y vender bienes o servicios, sobre los que obtiene ingresos, los cuales deben ser superiores a sus costos para generar utilidades, porque de lo contrario se generarán pérdidas.
Lo particular de una entidad financiera, es que canaliza los ahorros o excedentes de los agentes superavitarios hacia aquellos otros agentes deficitarios que tienen necesidades de financiamiento o de crédito. Por esta intermediación cobran un precio, que constituye la base de sus ingresos en forma de intereses, y que se denomina Tasa Activa de Interés (TAI). Asimismo, también incurren en costos, como los operativos, precisamente por la administración de esos excedentes, pero además deben pagarse intereses a quienes ahorran, por el sacrificio de postergar su consumo, estos intereses se calculan aplicando a los depósitos un porcentaje o precio, que se denomina Tasa Pasiva de Interés (TPI).
La intermediación financiera descrita, es la esencia del mercado crediticio, donde se establece un equilibrio de los fondos prestables, cuando el Ingreso Marginal (IMg), que se deriva de la curva de Demanda de Créditos (DR), es igual al Costo Marginal (CMg), que es también la curva de Oferta de Créditos (OC). La manera de cómo se consigue este equilibrio, es determinado por la forma o estructura de cómo está organizado el mercado, en cuanto a la cantidad de ofertantes y demandantes que operan a su interior, y a la relación de poder, sobre la determinación del precio, que surja de la interacción de estos, que para el caso que se analiza es de competencia monopolística, un modelo de estructura de mercado donde las empresas, haciendo frente a las barreras existentes, son libres de entrar y salir del sector, como se verá más adelante, y que se representa en la figura Nº 1.
Observe que el nivel de crédito donde se maximizan las utilidades se logra cuando el IMg = CMg, estableciéndose seguidamente una TAI sobre la curva de demanda DR que enfrenta una entidad en particular. Ahora, para entender cómo se determina la TPI, debemos deducir que la curva de Oferta de Fondos (OF) es producto de los depósitos (OD) que acoge la entidad y de sus costos operativos, la cual a través del proceso de creación de medios de pago - magnificado por el multiplicador bancario, que a su vez depende inversamente de la tasa de encaje y de la preferencia por liquidez -, se convierte en la curva de Oferta de Crédito (OC), aumentando la capacidad de oferta de financiamiento de la entidad y en consecuencia reduciendo la TPI - como nos lo hace saber el Profesor Ph.D. César A. Ferrari de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia -, que es también como dijimos su CMg, además de incluir, por la capacidad que tienen las entidades financieras, los adeudos, una clase de pasivos distintos a los depósitos del público.
Continuando con el razonamiento y con la finalidad de simplificar el análisis para entender la estructura de mercado del sector microfinanciero, diremos que todas las entidades que conforman este sector regulado y no bancario, tienen una función de producción muy semejante, en cuanto a objetivos que persiguen y a estrategias que adoptan. Entendamos una función de producción como una relación entre las distintas combinaciones de los factores de producción y el volumen de producción que se pueda obtener.
Por tanto, como lo sostiene el profesor Michael Parkin de la University of Western Ontario, en Canadá, la forma de cómo se combinan los factores de producción para obtener un determinado volumen de producción nos lleva a dos conceptos de eficiencia: La eficiencia tecnológica, que ocurre cuando una empresa obtiene su producción de bienes o servicios utilizando la menor cantidad de estos factores o recursos, y la eficiencia económica, que ocurre cuando una empresa obtiene su producción de bienes o servicios al menor costo posible. Para el profesor Parkin, el método económicamente eficiente, es aquel que utiliza la menor cantidad de recursos más costosos y la mayor cantidad de recursos menos costosos, afirmando: “Cuando las empresas no son económicamente eficientes, no maximizan sus beneficios. La selección natural favorece a las empresas eficientes y se opone a las ineficientes; a la larga, estas últimas dejan de operar o son compradas por empresas con menores costos”.
Infortunadamente, algunas instituciones de microfinanzas (IMFs), dentro de un contexto variado de competidores, fundamentalmente financieras y bancos, son mayormente ineficientes tecnológica y económicamente, porque usan los recursos en mayor cantidad, por ejemplo el factor trabajo, debido a un modelo de gestión que por su propia naturaleza descansa en la utilización de mucha mano de obra, como analistas de créditos y auxiliares de operaciones, con toda la rigidez laboral que esto supone en Perú, pero tampoco son eficientes al continuar utilizando metodologías y prácticas tradicionales y costosas de evaluación del riesgo crediticio y atención al cliente, es decir, utilizan mucha cantidad de recursos costosos, configurando una función de producción menos eficiente y por extensión una función de costos medios totales (CMeT) más altos, en relación a otros competidores como el sector bancario, que por sus buenas prácticas de gobierno, curvas de aprendizaje, productividad y solvencia, son más eficientes.
Ahora, imagine usted que es contratado para ocupar la gerencia de una IMFs y toma conocimiento que en el mercado hay un buen número de competidores, sin constituir un mercado de competencia perfecta, lo que lo hace un mercado fragmentado, es decir, donde cada empresa en el corto plazo participa con una cuota del total de la industria, y que la demanda residual capturada (DR), que hace posible sostener ese nivel de participación en el sector, es producto de la diferenciación en precio, calidad y actividades de marketing, características que configuran un modelo de estructura de mercado de competencia monopolística, como se presentó en la figura Nº 1, en el que se muestra un escenario de ganancias, debido a una adecuada gestión de costos o una apropiada estrategia de comercialización. Sin embargo, usted sabe que no todas las IMFs son gestionadas con el mismo grado de eficiencia, por lo que intuye que alguna IMFs podría estar inmerso en un escenario nada favorable, en donde este registrando pérdidas, como en la figura Nº 2, por las razones expuestas, costos medios elevados o una menor cuota de participación.
Por último, considere una reducción de la demanda residual que enfrenta la IMFs, quizás por una deficiente gestión de los recursos de la entidad ante una incapacidad de adaptación a las nuevas exigencias del mercado, de tal modo que tanto su curva DR como la del IMg se desplacen a la izquierda, como en la figura Nº 3, determinando un nivel menor de utilidades, como lo testifica el cuadrante amarillo de menor área que el celeste original. Si además, suponemos un aumento de la demanda relativa de mercado (DM) en un contexto de crecimiento económico, hará que esta curva se desplace a la derecha, configurando un escenario atractivo para que entren nuevos competidores o se fortalezca la rivalidad existente para ocupar este vacío, presionando a la baja los márgenes de rentabilidad, si a esto se le suma una gestión que lleva los costos medios al cielo en términos relativos a la demanda que enfrenta, no habrá forma de evitar que suceda lo de las Cajas de Ahorro y Crédito de España, donde sólo las mejores gestionadas y con solvencia patrimonial fueron las que quedaron.

1En este link pueden leer el artículo citado, http://elcomercio.pe/economia/opinion/sector-microfinanciero-peru-nicolas-oberrath-noticia-1850659
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