La conducta racional de un Banco es la de maximizar sus utilidades a través de políticas de manejo de liquidez, manejo de activos y pasivos y una adecuada suficiencia de capital que debe adoptar cada banco en relación a cuánto capital desea mantener con fines de prudencia y por exigencia del regulador del sector.
La suficiencia de capital, medida en su forma más simple como la diferencia entre lo que se tiene y lo que se debe es de vital importancia para un banco, en razón a que no existe otro sector de la actividad económica más vulnerable ante la confianza que el sector financiero. Una coyuntura desfavorable de pánico financiero no hace más que medir la suficiencia de capital de un banco, que en una primea instancia estuvo relacionada a la población a la que atendía, esta medida pudo haber sido la más adecuada en tiempos donde la globalización financiera o movimientos de capital eran escasos.
El siguiente paso en la adecuación de capital correspondió a su relación con los depósitos, en vista de la preocupación del intermediario bancario por los ahorros de sus clientes, que fue puesta de manifiesto en la crisis de la gran depresión de los años 30, ante la masiva quiebra de algunos bancos por insolvencia o insuficiencia de capital, como también por aquellos otros que a través de una adecuada gerencia pudieron capear la turbulencia financiera y económica de aquellos años.
Es ilustrativo lo narrado por John Kenneth Galbraith en su ya famosa obra “El Dinero”, en la que cuenta como un pequeño banco de la década de los 30 pudo salvarse de la crisis del capitalismo, cuando su gerencia dispuso atender con más ventanillas con las que habitualmente atendía, en circunstancias en las que se esperaba se hiciera lo contrario en vista de la larga cola que se disponía entrar al banco una vez abierta sus puertas, pues lo lógico era reducir el número de ventanillas de atención o en su defecto no abrir para evitar el retiro masivo de los depósitos, o un feriado bancario como se le llama hoy, pero la gerencia del banco dispuso abrir más ventanillas, ampliar el horario de atención hasta que se fuera el último de sus clientes, es decir, lo que trataban de hacer era infundir confianza a sus clientes para que regresaran más tarde después de las nuevas facilidades dadas en el servicio, y vaya que lo lograron, fue uno de los pocos bancos pequeños que sobrevivieron a la hecatombe financiera de aquella época.
Sin embargo, la garantía del capital sobre los depósitos fue mayor cuando se la asoció a los niveles de riesgo, que motivó el cálculo de los “coeficientes de apalancamiento”, que relacionan el capital con el volumen de los activos en riesgo. Es interesante juzgar el impacto de los niveles del apalancamiento en la rentabilidad esperada por los accionistas y su correspondiente riesgo, que puede visualizarse a través de la siguiente expresión:
El siguiente paso en la adecuación de capital correspondió a su relación con los depósitos, en vista de la preocupación del intermediario bancario por los ahorros de sus clientes, que fue puesta de manifiesto en la crisis de la gran depresión de los años 30, ante la masiva quiebra de algunos bancos por insolvencia o insuficiencia de capital, como también por aquellos otros que a través de una adecuada gerencia pudieron capear la turbulencia financiera y económica de aquellos años.
Es ilustrativo lo narrado por John Kenneth Galbraith en su ya famosa obra “El Dinero”, en la que cuenta como un pequeño banco de la década de los 30 pudo salvarse de la crisis del capitalismo, cuando su gerencia dispuso atender con más ventanillas con las que habitualmente atendía, en circunstancias en las que se esperaba se hiciera lo contrario en vista de la larga cola que se disponía entrar al banco una vez abierta sus puertas, pues lo lógico era reducir el número de ventanillas de atención o en su defecto no abrir para evitar el retiro masivo de los depósitos, o un feriado bancario como se le llama hoy, pero la gerencia del banco dispuso abrir más ventanillas, ampliar el horario de atención hasta que se fuera el último de sus clientes, es decir, lo que trataban de hacer era infundir confianza a sus clientes para que regresaran más tarde después de las nuevas facilidades dadas en el servicio, y vaya que lo lograron, fue uno de los pocos bancos pequeños que sobrevivieron a la hecatombe financiera de aquella época.
Sin embargo, la garantía del capital sobre los depósitos fue mayor cuando se la asoció a los niveles de riesgo, que motivó el cálculo de los “coeficientes de apalancamiento”, que relacionan el capital con el volumen de los activos en riesgo. Es interesante juzgar el impacto de los niveles del apalancamiento en la rentabilidad esperada por los accionistas y su correspondiente riesgo, que puede visualizarse a través de la siguiente expresión:
r = Rentabilidad sobre el capital (ROE)
@ = Rentabilidad sobre los activos (ROA)
P = Pasivo
C = Capital
i = Costos financiero del pasivo
Si la relación P/C fuera constante en el tiempo, la rentabilidad de los accionistas solo podría lograrse adicionando a la ROA el diferencial entre el costo financiero que representa un Nuevo Sol tomado en préstamo y el rendimiento obtenido por la inversión en activos de ese Nuevo Sol, es decir, en términos sencillos comprar barato para vender caro. Por otro lado, si mantuviéramos constante tanto el costo financiero y el rendimiento sobre los activos, por la consideración de que sus niveles están determinados por el mercado, los accionistas del banco solo podrían obtener mayor rentabilidad modificando hacia arriba su relación pasivo/ capital.
Es decir, los bancos podrían aumentar su rentabilidad haciendo que cada Nuevo Sol de capital soporte cada vez más Nuevos Soles de endeudamiento, bajo el supuesto de que exista un apalancamiento positivo, donde el diferencial entre el costo del dinero y la rentabilidad de su uso sea favorable. Por supuesto, bajo esta lógica los accionistas buscarán tener un capital reducido y apalancar su rentabilidad a través de mayores depósitos, cosa que no sería muy prudente para el regulador por la exposición al riesgo de insolvencia que implica esta política, de allí la razón de establecer estándares mínimos de capital. Para explicar mejor la relación pasivos-capital y el riesgo imaginemos por un momento las siguientes hojas de balance de dos bancos, El Banco A y el Banco B.
Es decir, los bancos podrían aumentar su rentabilidad haciendo que cada Nuevo Sol de capital soporte cada vez más Nuevos Soles de endeudamiento, bajo el supuesto de que exista un apalancamiento positivo, donde el diferencial entre el costo del dinero y la rentabilidad de su uso sea favorable. Por supuesto, bajo esta lógica los accionistas buscarán tener un capital reducido y apalancar su rentabilidad a través de mayores depósitos, cosa que no sería muy prudente para el regulador por la exposición al riesgo de insolvencia que implica esta política, de allí la razón de establecer estándares mínimos de capital. Para explicar mejor la relación pasivos-capital y el riesgo imaginemos por un momento las siguientes hojas de balance de dos bancos, El Banco A y el Banco B.
Observe que la relación pasivo-capital es menor en el Banco A (900/100) que en el Banco B (960/40), es decir, la rentabilidad para el accionista es mayor en el Banco B que en el Banco A. Supongamos ahora que por razones de un menor crecimiento de la economía, producto de la crisis financiera internacional, se tiene una cartera irrecuperable de S/.50, en este caso la nueva estructura de los bancos sería la siguiente.
En el caso del Banco A la pérdida reduce la cartera de créditos en S/.850 que es adsorbida por el capital que se reduce a S/.50. Sin embargo, esta misma pérdida hace del Banco B un Banco insolvente puesto que su capital se hace negativo, es decir, no tiene suficiente capital para hacer frente a sus depositantes aún si vendiese todos sus activos, esta situación producto de un exagerado apalancamiento inicial, es plausible de intervención por el organismo regulador si es que el Banco no incrementa su nivel de patrimonio. Esta es la razón por la que el negocio de intermediación financiera es muy importante para dejársela solo a los banqueros.
Publicado en la Revista Digital Estrategia & Finanzas de Caja Tacna en 07/2009
© Copyright, este artículo puede ser distribuido libremente, siempre y cuando, se cite al autor.
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