Quienes
estamos familiarizados con la administración en general somos conscientes que
su gestión siempre entraña un nivel dado de riesgo, entendiendo al mismo como
la posibilidad de sufrir un daño ante determinados factores, uno de los cuáles
y quizás el más estratégico sea el de la generación y la fluidez de la
información, por la razón de que esta es casi siempre asimétrica, en la medida
en que una de las partes de una transacción o contrato tiene mayor conocimiento
que la otra, dificultando o encareciendo la materialización del arreglo o de la
decisión.
Quién mejor
para esclarecerlo que el propio Nobel de economía 2001, George Akerlof de la
Universidad de Berkeley, quién a través de su influyente artículo sobre “el
problema de los limones” dilucidó la importancia del tratamiento de la
información en el mercado de los autos usados.
El razonamiento es el siguiente: Los compradores de automóviles de segundo uso con frecuencia son incapaces de evaluar la calidad del auto que desean comprar, es decir, de medir si es un buen auto o uno que les dará amarguras como los limones, si es que les toca malo. Por el contrario, el propietario del auto tiene mayor información sobre su calidad, por lo que estará dispuesto a venderlo si lo considera un limón, al precio que el comprador éste dispuesto a pagar y que fluctuará entre el valor de un limón (auto malo) y un melocotón (auto bueno).
En cambio, si el auto usado es bueno es probable que el propietario no desee venderlo, o en su defecto solicite un valor como un melocotón y no menos, pues, consideraría que estaría vendiéndolo a precio de ganga. En consecuencia, en la medida que la calidad de los autos de segunda es en promedio baja habrá pocos compradores que deseen hacerse de limones y otros pocos – si es que los hay- quienes deseen venderlos como melocotones, en suma, habrá pocas transacciones, y el mercado de autos usados difícilmente funcionará en forma eficiente.
El razonamiento es el siguiente: Los compradores de automóviles de segundo uso con frecuencia son incapaces de evaluar la calidad del auto que desean comprar, es decir, de medir si es un buen auto o uno que les dará amarguras como los limones, si es que les toca malo. Por el contrario, el propietario del auto tiene mayor información sobre su calidad, por lo que estará dispuesto a venderlo si lo considera un limón, al precio que el comprador éste dispuesto a pagar y que fluctuará entre el valor de un limón (auto malo) y un melocotón (auto bueno).
En cambio, si el auto usado es bueno es probable que el propietario no desee venderlo, o en su defecto solicite un valor como un melocotón y no menos, pues, consideraría que estaría vendiéndolo a precio de ganga. En consecuencia, en la medida que la calidad de los autos de segunda es en promedio baja habrá pocos compradores que deseen hacerse de limones y otros pocos – si es que los hay- quienes deseen venderlos como melocotones, en suma, habrá pocas transacciones, y el mercado de autos usados difícilmente funcionará en forma eficiente.
Por otra parte,
en junio del 2011 el profesor Witol J. Henisz de Wharton School de la
Universidad de Pensilvania en colaboración con Sinziana Dorobantu y Lite Nartey,
publicaron un estudio titulado “Produciendo
oro: retornos financieros resultantes de la relación con stakeholders externos”,
en la que buscaban relacionar el papel de los sucesos o acciones como el
de la protesta por ejemplo, asociados a los diversos agentes o grupos
interesados (Stakeholders) o cualquiera que se vea afectado por la ejecución de
proyectos auríferos, con el esfuerzo de las empresas mineras por maximizar sus
utilidades, que por cierto es legítimo y razonable, pues, de lo contrario
implicaría un desperdicio para la sociedad.
El resultado mostró una correlación importantísima entre ambas variables, lo que las empresas y sociedades ya intuían, que una buena relación o menores conflictos con los diversos grupos de interés ocasionarían un incremento en el valor de las empresas, lo que debería extenderse como efecto hacia un mejoramiento del bienestar social, porque son las personas las que constituyen el núcleo de la sociedad y no las empresas que solo son una forma de organización.
El resultado mostró una correlación importantísima entre ambas variables, lo que las empresas y sociedades ya intuían, que una buena relación o menores conflictos con los diversos grupos de interés ocasionarían un incremento en el valor de las empresas, lo que debería extenderse como efecto hacia un mejoramiento del bienestar social, porque son las personas las que constituyen el núcleo de la sociedad y no las empresas que solo son una forma de organización.
En
consecuencia, y en línea con el estudio del profesor Henisz deberíamos entender
que un modo de reducir nuestra debilidad para alcanzar un mayor bienestar es
minimizando el efecto de la información asimétrica, procurando que algunos de
los stakeholders externos a los proyectos mineros vigentes no se estén haciendo
de limones, al carecer de información relevante en relación al efecto de las
inversiones mineras y su impacto en el medio ambiente, lo que implicaría por
cierto la no ejecución de oportunidades de inversión o la imposibilidad de
llegar a un acuerdo.
Lo propio corresponde al Estado y a las empresas que deberían construir mecanismos que permitan conectar el interés particular con el de la nación, en una relación de ganar-ganar y no una de suma cero, en la que uno pierde y el otro gana, y en la que prevalece el conflicto y la protesta. El éxito de hacer que la información sea más simétrica reducirá el riesgo político y social que imposibilita alcanzar nuestro objetivo de un mayor desarrollo.
Publicado en el Diario La Prensa de Moquegua el 16/01/2012
© Copyright, este artículo puede ser distribuido libremente, siempre y cuando, se cite al autor.
Lo propio corresponde al Estado y a las empresas que deberían construir mecanismos que permitan conectar el interés particular con el de la nación, en una relación de ganar-ganar y no una de suma cero, en la que uno pierde y el otro gana, y en la que prevalece el conflicto y la protesta. El éxito de hacer que la información sea más simétrica reducirá el riesgo político y social que imposibilita alcanzar nuestro objetivo de un mayor desarrollo.
Publicado en el Diario La Prensa de Moquegua el 16/01/2012
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