El
Instituto Peruano de Economía (IPE) señala “ La legislación laboral en EEUU es
más flexible que en la Unión Europea (UE) y el resultado es que en el primero
las tasas de desempleo son menores. ¿Cuál es la diferencia? Pues que en EEUU el
mercado laboral se entiende como un mercado competitivo en donde trabajadores y
empleadores son tomadores de precios y el gobierno no interviene. Al Perú no le
conviene una LGT (Ley General de Trabajo) rígida como la que está en el
congreso”. Para validar su sentencia presentan las cifras de desempleo de EEUU
(6.3%) y de la UE (8.3%) para el año 2002 y un proyectado para el 2007 de 5.5%
y 7.7% respectivamente.
Si usted
pudiera conversar con algunos de los cientos de peruanos que hacen fila todos
los días en algunas de las embajadas extranjeras en el país para averiguar la
razón de su partida, estoy seguro que no se sorprendería con la
respuesta, que al unísono sería, para mejorar el nivel de vida, es decir, en su mayoría para buscar empleo. Penosamente nuestra
legislación laboral alienta la emigración de mas nacionales por ser demasiado rígida, como lo sostiene el IPE, al impedir la creación de mas
empleos formales.
Pero esta rigidez laboral, que viene desde la década de los 70s, entraña también la necesidad de protección contra el desempleo de quienes tienen la “suerte” de tener uno. Por un lado se busca que el mercado de trabajo sea más flexible, permitiendo a los empleadores una mayor libertad para contratar y despedir trabajadores, y por el otro una protección social al trabajador contra esa libertad, es un dilema ético, los derechos de unos frente a los de otros. Usualmente los economistas lo interpretamos como un trade off – intercambio – en el que no se pude alcanzar ambos objetivos en aparente conflicto, sin embargo, se hace indispensable buscar un nivel que incentive la creación de más empleo en un mercado demasiado rígido, y que solo el tiempo dirá si fue el correcto.
Pero esta rigidez laboral, que viene desde la década de los 70s, entraña también la necesidad de protección contra el desempleo de quienes tienen la “suerte” de tener uno. Por un lado se busca que el mercado de trabajo sea más flexible, permitiendo a los empleadores una mayor libertad para contratar y despedir trabajadores, y por el otro una protección social al trabajador contra esa libertad, es un dilema ético, los derechos de unos frente a los de otros. Usualmente los economistas lo interpretamos como un trade off – intercambio – en el que no se pude alcanzar ambos objetivos en aparente conflicto, sin embargo, se hace indispensable buscar un nivel que incentive la creación de más empleo en un mercado demasiado rígido, y que solo el tiempo dirá si fue el correcto.
Parece que
los daneses lo encontraron cuando desarrollaron su modelo de mercado de trabajo
que se conoce con el nombre de “flexiguridad”, donde el empleador puede
despedir libremente y en el que la protección al trabajador no es hacia su
puesto de trabajo, sino a las prestaciones sociales que goza cuando pierde su
empleo, prestaciones que van desde un generoso seguro de desempleo, que es
alrededor del 80% del sueldo de quien se queda sin trabajo, hasta un programa
de conversión laboral para reinsertarse al mercado. El modelo ha ocasionado una
euforia de contrataciones en Dinamarca, su tasa de desempleo se ha venido
reduciendo desde un 11% aproximadamente en 1995 a un 4.4% en el verano del
2006, muy por debajo del resto de países europeos que vienen sufriendo de un
desempleo crónico.
¿Cómo
comprobar la rigidez al despido que desincentiva la creación de más empleos?.
En economía existe una relación que se conoce con el nombre de Ley de Okun, en
la que se relaciona la variación del desempleo con la tasa de desviación del
crecimiento de la producción respecto a su potencial. En palabras sencillas, es
una relación entre variaciones del desempleo y la producción, uno puede esperar
que cuando la economía crece, es decir, cuando produce más, el desempleo deba
reducirse o incrementarse el empleo que es lo mismo, por que esa mayor
producción requerirá mas trabajadores. El mismo razonamiento se da cuando la
economía decrece, es decir, deberá aumentar el desempleo o reducirse el empleo,
por que no se requerirá mas trabajadores debido a que se está produciendo
menos.
También
puede entenderse esta relación como un grado de sensibilidad –los economistas
la llamamos elasticidad - entre el empleo y la producción. Así, si no hay mayor
variación o sensibilidad del empleo cuando varía la producción estamos ante una
rigidez del empleo. La razón es simple, los empleadores no estarán dispuestos a
contratar a más personas cuando la producción aumente, por que les resultará difícil
despedirlas cuando la producción disminuya, preferirán entonces trabajar a
doble turno con los trabajadores existentes o aumentar su destreza para elevar
su productividad.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó en el 2004 elasticidades o sensibilidades entre el empleo y la producción, obteniendo el Perú una de las más bajas de toda la región, evidenciando una legislación laboral bastante rígida que no fomenta la creación de nuevos puestos de trabajo. Esta conclusión fue reforzada en el informe de ese mismo año del Doing Business (haciendo negocios) en el que Perú obtuvo un índice de rigidez del empleo de 55, por encima del promedio de la región que fue de 44.
Por último, ¿Recoge la LGT que se esta discutiendo en el congreso la rigidez laboral, la “flexiguridad” y la desesperanza de millones de peruanos que no gozan de beneficios sociales por estar inmersos en la informalidad y el desempleo?, o ¿Se pretende legislar para una minoría de peruanos?, al parecer no se esta en búsqueda de aquel nivel que optimice los recursos de la sociedad.
Publicado en el Diario La Región el 02/04/2007
© Copyright, este artículo puede ser distribuido libremente, siempre y cuando, se cite al autor.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó en el 2004 elasticidades o sensibilidades entre el empleo y la producción, obteniendo el Perú una de las más bajas de toda la región, evidenciando una legislación laboral bastante rígida que no fomenta la creación de nuevos puestos de trabajo. Esta conclusión fue reforzada en el informe de ese mismo año del Doing Business (haciendo negocios) en el que Perú obtuvo un índice de rigidez del empleo de 55, por encima del promedio de la región que fue de 44.
Por último, ¿Recoge la LGT que se esta discutiendo en el congreso la rigidez laboral, la “flexiguridad” y la desesperanza de millones de peruanos que no gozan de beneficios sociales por estar inmersos en la informalidad y el desempleo?, o ¿Se pretende legislar para una minoría de peruanos?, al parecer no se esta en búsqueda de aquel nivel que optimice los recursos de la sociedad.
Publicado en el Diario La Región el 02/04/2007
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